Translate

martes, 1 de julio de 2014

Antes de partir

Desde ayer soy vagabundo.




Se empieza perdiendo el empleo, poco original en estos tiempos, después va la vivienda, lo mismo, la relación con mi pareja nunca fue buena si bien lo anterior posiblemente precipitó los hechos, se buscó otro hombre que igual si tiene trabajo y casa, se llevo a su hijo, de ella, ¿existe la palabra ex-hijastro? supongo que sí. Un cinco de junio me comunica que a finales de mes deja la casa, cuyo alquiler compartimos unos años, y con ella a mi.




Pasé algo por alto, costa mediterránea y pueblo turístico.




Comienzo de una cuenta atrás, entre el pánico y la ansiedad, una habitación en una casa compartida, cubrir gastos entre varias personas. Mala fecha, se encuentra poco y alejado de mis posibles, ahora se busca al inquilino por quincenas, por meses, al veraneante.




Tras días de angustia rompo por lo sano, así a lo bestia, soy vulgar, hasta el tópico y supongo dado a los excesos, se ríe a carcajadas y se llora a moco tendido. Nos encanta el dramatismo, el todo o nada, en fin, vulgar por ser como tantos pero no se si mediocre, o igual sí ¿en que cambiaría esto?




Si alquilo no como, si como no alquilo, entre ambas opciones sólo lo del alquiler puede ser sacado de la ecuación, ¿okupa? ¿meterme de prestado en un sitio?, mas bien no.




Hace unos cinco años hice un torpe simulacro de espantada, vivir en el camino, medio cicloturista salpicado de estancias WWOOF, tras poco más de un par de meses, el anuncio de un embarazo no deseado, si si, como suena, en estos tiempos, que igual fue o no fue, pero que definitivamente no fue o se le impidió ser, sirvió de coartada para plegar velas y dejar el intento en eso, en un vano intento.




Ahora ya sin adornos, sin eufemismos turístico-deportivos, será solo cicloturismo para la galería, se te recibe y ve mejor por donde pasas, hay posibilidades de alguna hospitalidad vía web y queda mas cool ser cicloturista que vagabundo en bici, pero esa es la realidad. El woofing descartado, ya son casi 52 años, una hernia de disco a juego con unos calcaneos rotos y nunca bien reparados en un cuerpo que nunca fue atlético ni dado a proezas físicas, seria un fraude.




Y a todo esto ¿donde está la originalidad de lo que hago?, en ningún lado, si acaso que iré registrando el proceso de embrutecimiento, dejando constancia de como se pasa de estar en riesgo de exclusión social a ser simplemente un excluido, con lo que evito el “riesgo” que suena a peligroso.




Miércoles 25.06.14 Ceno con Lev (ex-hijastro), hablamos de nada, nos preparamos para un adiós, eludiendo tratar temas de cierto calado, pasando por encima  cualquier cuestión delicada. Le oculto intencionadamente mi intención de partir mañana.




Me retiro pronto a la cama, en ella tomo conciencia del tiempo que podrá transcurrir hasta que esté sobre otra, dormir sin ropas, el tacto de unas sábanas. Leo un rato esperando me venza el sueño, Cuadernos de un escritor de Somerset Maugham, comienza un recorrido por España, 1930, deja poco consignado, unas notas desvaídas, entra en más detalles unos años antes sobre la prominencia del vientre de un tabernero en cualquier poblado perdido en Borneo que sus apuntes sobre Sevilla.




Jueves 26.06.14 Tras el desayuno no soy capaz de salir a hurtadillas y despierto a Lev, le acompaño mientras toma un bombón y ensaimada, ¿desde cuando toma café?. Estos dos últimos años ha madurado en mi presencia pero sin mi, apenas hemos compartido nada y dialogado menos. Ambos, en cierto modo, viviendo un proceso de desafección. Seguramente como parte de preparación para este momento.



Un momento antes de las primeras pedaladas
Despedida de Blas y su hija Marta, hoy no esta Nieves, su mujer, muchos días eran las únicas personas con las que cruce alguna frase, durante los desayunos en su cafetería.




Los primeros kilómetros con sorpresa, ante el temor de no poder hacerlos y la satisfacción de ir sumándolos sin pensar en otra cosa que el equilibrio con esos bultos, la sujeción de la carga cinchada, la mente ocupada en procesar la información de los músculos, solo sensaciones físicas.





Difícil despedida en la Cala, Nina acompañada de Kiril y Alba.




Un abrazo, unas palabras susurradas y la premura de no alargar un momento que nos hiere.




Comida en La Vila y primeros centenares de metros con el pie al suelo, demasiado cansado, poco habituado para estas cuestas, me hago concesiones, esos ratos a pie, la fidegua (4,50 € bebida incluida) y ahora el Tram hasta Alicante si bien esto último ya era planeado, pero demasiados regalos para un día.




Son las 20:59, mirando poniente, acostado a unos 20 metros del parking del Carabasí tras un pino cuya  copa toca el suelo y me protege a la vista desde la carretera que une Arenales de Santa Pola.




Dudo que el sonido de los coches pueda enturbiar mi reposo ya que me siento extenuado, físicamente, una novedad tras un mes de puro infierno emocional.




Tengo que aprender a dosificar, no caer en exigencias físicas que no conducen a nada ni por el contrario dejarme vencer por la inactividad, ya he pasado unos tres años sentado parapetado tras una pantalla para no afrontar una realidad dolorosa pero inevitable. Igual no fue un tiempo perdido.







Tomé una cocacola poco antes, en el camino, por el wifi y por que no me veía capaz de dar un paso más, por ser el primer día vale, pero contención amigo, esto no son unas vacaciones. Abro el correo para  copiar la dirección de Nina y Rupert y oh, sorpresa!, uno de Lev, la foto que me tomo al salir y unas palabras. Desde hace días no dejo de sorprenderme con él, ni de alegrarme. Gracias Lev, no quiero imaginar todo este tiempo si tu no hubieras estado.

1 comentario: